En el siglo XVIII en Francia, el gusto por Oriente se expresaba en jardines, castillos, muebles, vajilla, papelería y decoración, pero también estaba presente en la ropa y en los accesorios. Gracias a las ferias, vendedores ambulantes y viajes facilitados por mejores canales de comunicación, la moda se extendió a todas las regiones de Francia, incluida la Provenza, donde ya dominaba en gran medida la moda de las llamadas telas de colores “indios”. Las flores exóticas e imaginarias de los estampados indios y luego occidentales tendrán un competidor directo en los últimos años del siglo con la aparición de un estampado denominado “cachemira”.
Este está tomado del repertorio gráfico de los mantones indios del mismo nombre, luego tejidos con plumas de cabras de las altas mesetas de Asia o el Tíbet. Su tejido único, llamado "espoline", requiere de dos a tres hombres por oficio y, para un chal, se necesitan de dieciocho a treinta y seis meses de trabajo. El patrón de cachemira es una variación del de la palmeta o boteh.
El boteh, una especie de hoja lanceolada que se curva en la parte superior, era un motivo muy conocido en el Irán safávida (1501-1722) y la India mongol (1526-1857). Su singular forma parece tener varios significados que evocan, para algunos, una gota, una lágrima de Buda, el follaje de un ciprés y, para otros, la lengua de fuego del antiguo Zaratustra. La producción excepcional de estos mantones estuvo reservada primero a los sultanes. Posteriormente, fueron exportados por todo Oriente e introducidos en Europa a finales del siglo XVIII por Inglaterra, que anexó esta codiciada parte de la India, entonces bajo el Directorio y el Consulado tras la campaña egipcia.
Los chales y estolas de Cachemira fueron adoptados rápidamente por las mujeres de la alta sociedad que, conviene recordar, llevaban en la época principalmente vestidos de muselina ligera y transparente, al estilo de la antigüedad. En el siglo XIX, la locura fue tal que la industria textil francesa se lanzó, unos años después de Inglaterra y Escocia, con la famosa ciudad de Paisley, en la reproducción de estos grandes mantones.